Con el reciente auge de las energías renovables, cada día está más clara la necesidad de que los componentes que hacen posible la energía renovable sean sostenibles en todo su proceso productivo.
Sin ir más lejos, la Unión Europea está estudiando regular la huella de carbono de los componentes renovables para conseguir una generación energética aún más limpia. En su manifestación, la UE habla de poner limitaciones a los componentes para que sus productos no sólo contribuyan al medio ambiente una vez finalizados, sino que lo hagan durante todo el proceso de fabricación y sean los mayores aliados del cambio climático desde antes de su nacimiento.
De que la energía renovable es imparable, ya no cabe ninguna duda. Los ejecutivos de la energía limpia declaraban – en la cita anual Energyear España – la necesidad de contar con marcos regulatorios para poder tener garantías en la penetración renovable y que las previsiones de crecimiento se mantengan. De hecho, según el último estudio de McKinsey se prevé que el consumo mundial de electricidad se triplique de hoy a 2030 y que el 50% de este sea de origen renovable.
¿Será Europa el primer continente climáticamente neutro en 2050?
Uno de los objetivos de la Unión Europea en materia energética es convertirse en el primer continente en ser climáticamente neutro en el año 2050, según recoge el Pacto Verde Europeo. Y, teniendo en cuenta que actualmente tres cuartas partes de las emisiones de gases del efecto invernadero provienen de la producción y el consumo de energía, es imperativo que los nuevos métodos de generación de energía colaboren para que esta meta pueda llegar a alcanzarse a tiempo.
Es un objetivo ambicioso, pero factible, ya que, no sólo se trabaja a nivel estatal, si no cada vez más empresas ajustan sus políticas para tener menor impacto en el medio ambiente, y por supuesto, una huella de carbono cada vez menor. Y tanto es así que, la huella de carbono comienza a ser uno de los requisitos fundamentales en las auditorias de calidad y en las decisiones de compra de los clientes, a pequeña y a gran escala.
¿Cómo es un ciclo de vida con huella de carbono reducida?
Como fabricante de componentes y empresa comprometida con la sostenibilidad del planeta, Power Electronics se preocupa por la protección del medio ambiente y por ello, a lo largo de sus 35 años de historia, ha abogado siempre por la protección medioambiental a través de la prevención y la mitigación de los impactos ambientales potencialmente adversos que se pueden generan.
Sus productos contribuyen al desarrollo sostenible a través del ahorro energético y la mejora en la gestión energética de energías renovables, así cómo a la reducción de las emisiones nocivas para el plantea, acompañando su propósito; hacer energía renovable con energía renovable.
Y por supuesto, teniendo en cuenta el ciclo de vida completo, para prevenir y reducir el impacto ambiental en cualquiera de las fases: diseño, materias primas, fabricación, embalaje, transporte, uso y funcionamiento, mantenimiento y reciclaje de los equipos.
El primer paso es el diseño de los productos, que se ejecuta a partir de la normativa vigente y las especificaciones internas, teniendo en cuenta cada uno de los materiales, y su posterior reciclaje, así cómo la proporción de estos según el peso de los equipos.
Siguiendo el código de RSC de la compañía y los principios de la organización, se verifica la procedencia de los materiales utilizados, asegurándose que provienen de zonas libres de conflicto y de compañías que cumplan con nuestro código de buenas prácticas. Además, se valora positivamente la proximidad de las compras siempre que el producto lo permita, con el objetivo de reducir las necesidades de transporte, y consecuentemente el CO2.
Durante el proceso de fabricación de los productos, el mayor impacto es el consumo energético, que es fundamental para realizar y probar nuestros equipos unitariamente. Aún así, en los bancos de testeo se recircula la corriente para optimizarla al máximo y se utiliza, en gran medida, energía limpia proveniente de una instalación de placas solares fotovoltaicas de 100kW de la que dispone la compañía, que próximamente se verá ampliada.
El embalaje de los componentes se realiza con embalajes retornables siempre que por su gestión sea posible, lo que permite un ahorro de cartón y plástico, adelantándose a las futuras normativas que limiten el uso del plástico, y el embalaje recibido por los clientes se gestiona como residuo no peligroso, separando los distintos materiales que lo componen para reciclarlos.
Los procesos de mantenimiento y reparación gestionados por la organización son respetuosos con el medio, realizando los cambios de componentes y asistencias según los procedimientos internos, que separan y gestionan los residuos generados, tanto los peligrosos como los no peligrosos.
Al final de la vida útil de los equipos, estos pueden ser gestionados por un gestor de residuos acreditado, o bien, en las instalaciones fijas de la organización; como es el caso de los variadores de gran tamaño, los variadores de media tensión, o los inversores, que se segregan las distintas partes para valorar las materias primas, restos de cableados y componentes peligrosos.
Desde Power Electronics, estamos alineados con las instituciones y gobiernos en sus pasos por tener en cuenta la huella de carbono. Pues es fundamental garantizar que tanto los procesos de producción como los componentes de las industrias, sean sostenibles y responsables con el medio ambiente.
¿Qué pasará si la Unión Europea regulara la huella de carbono de los componentes?
No debería ser una incógnita cuando se habla de mejorar nuestro recurso más preciado. Deberían ser las mismas empresas de componentes las que, intrínsecamente, aplicaran estas medidas para que sus equipos sean eficientes y, por supuesto, climáticamente neutros.
De hecho, cada vez son más los fabricantes de componentes en toda la cadena de valor las que aplican medidas medioambientales para poder lograr ciclos de vida con huellas de carbono reducida. Es un deber inexcusable cómo empresa, institución o incluso individuo, tomar conciencia de la situación climática para poder actuar y poder lograr no sólo la transición energética, sino también, un planeta sostenible capaz de aprovechar al máximo sus recursos.