¿Es posible satisfacer todas nuestras necesidades energéticas sólo con energías renovables? ¿Qué tecnologías son las mejores para ayudarnos en la transición hacia un mundo limpio sin combustibles fósiles?
Para cumplir con los objetivos de descarbonización establecidos por la Unión Europea y los Acuerdos de París y afrontar la crisis climática de manera inminente, no cabe duda de hay que actuar drásticamente. Y aunque cada vez son más los planes establecidos por organizaciones tanto públicas cómo privadas con este objetivo común, todavía resulta complicado deshacernos al 100% de los combustibles fósiles.
¿Cuándo alcanzaremos un sistema energético 100% renovable?
Desde hace un par de años que estamos experimentando el auge de las energías renovables en todos los sectores productivos e incluso, en algunos hogares. Las grandes empresas están empezando a poner el foco en la energía limpia, incorporándola con urgencia cómo su principal fuente de abastecimiento.
En primer lugar, el argumento que más estamos acostumbrados a escuchar es que es un proceso más lento de lo que la mayoría de la población piensa, que no es tan sencillo y que gran parte de la economía mundial depende, en gran medida, de los combustibles fósiles. Sin embargo, ante la crisis climática y la poca actuación preventiva, nos hemos visto obligados a desplazar los combustibles fósiles por fuentes de energía renovable de forma inmediata. Por lo que, podríamos afirmar que no sólo es posible la transición energética, sino que el sistema energético 100% renovable se alcanzará mucho antes de lo previsto, pues algunos gobiernos ya hablan de ser climáticamente neutros en 2030.
El reto de la transición energética
La salida de la crisis económica que nos ha dejado la pandemia se ha juntado con la necesidad urgente de actuar ante el jaque que nos ha dado el planeta. Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), nos encontramos a un grado centígrado por encima de los niveles preindustriales, lo que los científicos califican como un riesgo inaceptable. Si no conseguimos reducir las emisiones, esto causará daños irreversibles en nuestros ecosistemas.
El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha sido muy contundente en su último informe: el cambio climático está aquí, no hay vuelta atrás y afecta a todas las regiones del planeta.
Esta certeza reafirmó durante las jornadas de la COP26 con un mensaje muy claro: nuestro planeta está en peligro. De hecho, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, afirmó lo siguiente: “Los seis años que han transcurrido desde el Acuerdo de París sobre el Clima han sido los más calurosos registrados. Nuestra adicción a los combustibles fósiles está empujando a la humanidad hacia el abismo. Estamos cavando nuestra propia tumba”.
Ante esta situación, podríamos decir que las energías limpias son la respuesta. Las renovables producen energía sin emitir gases de efecto invernadero, lo que las convierte en un aliado imprescindible para luchar contra el cambio climático.
Además, también reducirán los precios energéticos y son fuentes autóctonas que terminarán con la dependencia de otros países. Por ejemplo, la tecnología de almacenamiento energético ofrece estabilidad a los sistemas, que combinándolo con fuentes cómo la energía solar, conseguimos menos dependencia del exterior y, reduciendo significativamente el coste de generación de la energía.
No hay duda de que ante la emergencia climática, todos los países deberán sustituir las fuentes energéticas contaminantes por energías 100% limpias para poder cumplir con los objetivos establecidos de cara a 2030.
Las energías renovables, la solución perfecta ante la crisis climática
La transición energética implica una transformación estructural de los modelos de producción y consumo de energía. El objetivo es pasar de un sistema energético basado en los combustibles fósiles a un sistema energético basado en las energías renovables.
Este hecho también está impulsado por el desarrollo tecnológico y, por supuesto, por la lucha contra el cambio climático, lo que supone para España un gran reto a la vez que una oportunidad.
España es un país con un gran potencial en cuanto al mercado de energías renovables, en concreto el de la energía solar. Gracias a sus más de 2.500 horas horas de sol anuales, tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los principales países generadores y exportadores de energía solar. Sin ir más lejos, se encuentra dentro del TOP 5 de países más atractivos del mundo para los inversores en energías renovables.
Por otro lado, la movilidad eléctrica cada vez tiene más peso, de hecho, jugará un papel estratégico importante en cuanto a la descarbonización, pues el 70% de emisiones totales de gases provienen del transporte. Tanto es así, que los coches de combustión ya tienen fecha de caducidad marcada por la UE y se han marcado objetivos de aumento de puntos de recarga y mejora de infraestructuras.
El Gobierno Español ha definido el objetivo de contar con 80.000 y 110.000 puntos de carga para 2023. Pero esto, no significa solamente expandir las redes de carga, pues reducir los tiempos de carga es otro de los retos que deberá afrontar para que la movilidad eléctrica sea una realidad, y en esto la innovación será un elemento fundamental.
¿Y qué papel tiene el almacenamiento energético?
En el contexto de la transición energética, el almacenamiento energético se convierte en uno de los complementos más importantes para avanzar hacia la descarbonización. Los sistemas de almacenamiento de energía permiten suministrar de forma continuada la energía, garantizando estabilidad en la red y ahorrando costes gracias al almacena miento de energía en los momentos de baja demanda para devolverla en los momentos en los que la demanda es alta.
De hecho, según el PNEIC, España prevé que el 74% de la generación eléctrica sea renovable en 2030, para lo cual plantea incorporar 57 GW de potencia renovable y 20 GW de almacenamiento energético, lo que demuestra una alta tendencia de estas tecnologías para hacer frente a los objetivos marcados por la Unión Europea.
Ante toda esta situación, Power Electronics se convierte en uno de los principales agentes para lograr la transición energética a nivel mundial. En la actualidad, es líder mundial de almacenamiento energético con presencia en más de 150 megaproyectos, referente en fabricación de inversores para plantas solares y una de las empresas pioneras en cuanto a soluciones de movilidad eléctrica, apostando por innovación y desarrollo de nuevos productos e infraestructuras de carga.
Power Electronics se ha convertido en un referente, desde el punto de vista de la sostenibilidad, en este tipo de tecnología, que tendrá un papel importantísimo en cuanto a la descarbonización y cumplimiento de objetivos contra el cambio climático.